
La belleza es tan grande como la vida,
y la propia vida es un conjunto de milagros
que transforman la nada en un todo.
Sin embargo nos cegamos en seguir los deseos
dorados del Rey Midas.
Nos empeñamos en querer contar la materia,
fruto y riqueza que nos rodea,
sin recordar que empezamos contando guijarros,
que la base atómica es inperceptible
a pesar de su movimiento,
y que todo está y debe estar limitado por espacios.
Los cambios son considerados enemigos,
sin reconocer que sólo son producto de nuestra batalla,
el resultado positivo del aprendizaje lo obviamos
porque siempre, nos cegamos en seguir los deseos
dorados del Rey Midas.
El arte clásico nos sigue haciendo sombra,
por su grandeza y por nuestra poca conciencia
por su grandeza y por nuestra poca conciencia
incapaz de habilitar la necesidad de buscar en el ahora.
Estamos perdidos en una cárcel incultural
que piensa por nosotros y nosotros
nos dedicamos a trabajar para ella...
¿Eso es trabajo en equipo o el producto de intereses de nuestros titiriteros?
Necesitamos muletas para pensar,
porque nos han vendado los ojos
con talonarios que no existen,
y pagaremos con creces nuestra ignorancia
porque el poder del miedo
nos azota salvejemente.
¿Somos el resultado de un experimento, o ratitas que circulan en una rueda que gira sobre sí misma?
Pero, ser ignorantes, y desear lo banal
¡Qué felices nos hace!
1 comentario:
"Necesitamos muletas para pensar,
porque nos han vendado los ojos
con talonarios que no existen,"
mal rollo dentistas de por medio, sino son, claro, la fuente de ingresos, que ya lo dice el refrán, que vives mejor que un dentista
jajaja
Saludos!
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