Mayte Albores

Normalmente lo que escribo lo tengo en la cabeza, en los ojos, en la piel, en el cuerpo... no necesito pensar...

¡Lo que escribo soy yo hecho palabra!



El fuego se apaga con sed.
Al final todo será un mismo infierno que aprendemos a amar ¿será, eso, la felicidad?


Aprieto los labios
con la fuerza
de dejar
mi boca morada.

Los gemidos, internos,
se agolpan al deseo de salir
en un grito espantoso detenido
en nudo
de garganta.

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miércoles, 23 de febrero de 2011

NO CONFUNDAS


Soy lesbiana,
así como la brisa masturba la mañana.

Soy viciosa,
así como el calado de la lluvia penetra la tierra.

Soy estranjera,
así como una mariposa recién nacida.

Soy roja,
como la sangre de una regla
y la norma de mi bandera.

Soy blanca,
como el pecho cuando rebosa.

Soy estúpida,
el día que no persigo mis sueños,
e ignorante cuando creo que todo está hecho.

Soy diferente,
como la asimetría de unas manos opuestas.
Como tú.

Soy la diana para que señales y escupas,
y el lomo dónde clavar las banderillas.

Puedo ser espectáculo para los aburridos,
y también de la lanza la herida.

Pero no confundas mi silencio,
ni en mi mirada pasiva te pierdas.

Pero no confundas lo que yo soy,
con lo que tú crees ver,
como fruto de tu miedo.

martes, 22 de febrero de 2011

Nacida de tu mano.



No quiero disimular
cómo se resquebraja
mi máscara de carnaval,
para dejar tras ella,
a la mujer de manto blanco
que jamás se atrevió
a lucir su piel al sol.

Tus rayos van erosionando
este cuerpo desnudo,
y aunque me queman,
me dejo tocar
en esa caricia insensata,
sabiendo que mañana todo dolerá,
cuando mi mente,
se abandone a la vigilia
de la noche solitaria,
mientras mi cuerpo
siga latiendo y gritando a la luna,
que quiere de nuevo tu luz.

Las orillas de mi cadera,
son como la playa
que espera el golpe latente del mar,
destruyendo cualquier frontera
que delimita el espacio, entre nosotros,
para fusionarnos
en una mezcla inseparable.

Tú y yo, es un nosotros ambiguo,
pero si la moneda debe tirarse
tantas veces como deseos tengo,
desgastaré mis fuerzas haciéndola
rodar hasta que salga de cara.

Soy la arena que quiere ser despeinada
con la espuma de tu aliento,
y con la piel fundida por los fluidos
de tu cuerpo dentro de mi...

Te miro,
y hago un viaje por el espacio,
alrededor de todo tu cuerpo.
Te desnudo hasta en la desnudez,
ahora que mis ojos han dejado de ser
cazadores furtivos de tu imagen,
y te penetran,
para tatuarme en la memoria
cada centímetro de ti.

Revoloteo por el surco de tus labios,
y bajando por el cuello te pregunto,
a la altura de tu pecho:
¿te gusta?

Y la sacudida del escalofrío de tu columna,
intensifica mis ganas de salivar.
Cubrirte con la sábana de besos
que se desprenden de mi lengua...
¿te gusta?

Soy el vaivén de una pasión,
nacida de tu mano,
soy el producto de tu voluntad,
soy el resultado de un te quiero,
soy lo que tú quieras que sea ahora,
porque mañana,
nada nos promete vernos de nuevo...

lunes, 7 de febrero de 2011

PRESENTACIÓN DE MI LIBRO, 'El sexo de boca en boca'; Y DEL LIBRO DEL POETA FRANCISCO J PICÓN 'Alambique de Vestigios'


Hoy voy a escribir sin orden y sin verso.
Estoy a una semana de subir a un avión para viajar y comenzar con las presentaciones de mi libro 'El sexo de boca en boca', junto al poeta zaragozano Francisco J Picón con su "Alambique de Vestigios".
Y hace un rato, lo pensaba mientras estaba sentada en el sofá, y con un montón de ideas y sentimientos revoloteando dentro de mi.

Una vez más, me daba cuenta, me doy cuenta, que estamos rodeados de puertas que normalmente no somos capaces de ver, porque son puertas de futuro, y nuestra visión se topa con un muro gigante representado por el lastre del pasado y por un presente lleno de miedos.

El recorrido hasta aquí, ha sido como una maravillosa excursión camino a una cima. Momentos de cansancio, de desconcierto, de rendición, de caídas y vueltas a empezar, pero nada de eso se ha quedado como un mal recuerdo, porque en cada cansancio un amigo ha hecho de bastón, en cada desconcierto alguien me ha refrescado las ideas y me ha dado aliento, en cada caída alguien me dio la mano para levantar, y en cada comienzo siempre he estado con los ánimos de la gente que decide acompañarme en el viaje.

Debo confesar que cada aventura que comienzo, me crea esa ansiedad de ver la montaña desde abajo, y a sus pies, sentirme demasiado pequeña como liderar alguno de sus picos, por eso siempre termino diciendo, que "tengo miedo de tener miedo" y al mismo tiempo que pronuncio esta frase, un venda de seda posada en mis ojos, cae en cámara lenta hacia el suelo para dejarme libre de dudas sin sentido.

Debo tejer una red de agradecimientos a la hora de comenzar ese "discurso" que abrirá paso a esas hojas en blanco transformadas con mis palabras. Y encuentro una especie de paralelismo, entre ese discurso ante todos mis amigos y un vertiginoso salto en paracaídas.

Mi resumen en cada inicio siempre es el mismo, y me gusta seguir tropezando con esta piedra/conclusión, porque sigo pensando que existe la voluntad de querer y de amar. Sigo pensando que la vida no nos dejará nunca de sorprender.
Y sobretodo, gracias a los que hicieron de motor, de rueda, de agua y de fuente, de alimento, etc, sigo creyendo, apostando y amando a toda la humanidad,  porque sé, que sólo a partir de ahí, conseguiremos cambiar el mundo.




domingo, 6 de febrero de 2011

La bella y "la bestia": el pacto del diablo



Un sufrimiento que se arrastra,
se lleva a la persona en tormenta,
desbordando torrentes para dejarla,
entre fangos,
con dificultades para avanzar.

Aplastantes, los pies,
pegados a un baile de locura,
y a una sangría
de sentimientos contrapuestos,
que fustigan el hábito del pecador.

Con cadenas incrustadas en los pulmones,
que se hinchan, a cada golpe de aire,
pegándose más,
el hierro ardiendo a su carne,
y a cada eslabón que le ata.

Su esqueleto transpira la desdicha
de una muerte lenta
entre el limbo de la agonía,
y la incomprensión de un mundo
que ha servido de retrete a su felicidad.

La ceguera de corazones domesticados,
son el peso de las almas cándidas,
que se esconden en las cuevas del delirio,
y pretenden cambiar el tiempo.

Hace muchos años la conoció.
Era un pequeño demonio
con nombre de mujer,
que le ofreció
los pactos de un Dios...

Ana se llevó lo que más tenía,
cuando le dijo,
te convierto en princesa,
pero tu vida ahora será "Mía".

Firmó un contrato
de tinta invisible,
y desde el silencio
su dolor deambula,
mientras se pregunta,
que si lo que tiene con su diablo,
es un pacto de fuego en el infierno,
y si a lo poco que le queda,
puede llamarse vida.

MÁS PUTA QUE NUNCA:
UN ALMA SE VENDE
POR SENTIR UN ESCALOFRÍO
INDESCRIPTIBLE