Lo que me haces sentir por tan solo un segundo.

Y llego a la orilla de tus pies,
dónde espero que me arrastres hacia ti.
Y es que el amor no se pide,
pero yo me encuentro mendigando una mirada que acaricie,
y suplicando un roce de tu piel sin tocarme.

Solo quiero un lengüetazo de tu alma
lamiendo mis heridas que suplican.
Y me encojo.
Y me escondo.
Y me encojo y me escondo para no violar
cada parte del sentimiento que me lleva hacia ti.

Sutilmente te entrego a puertas abiertas,
deseando brillar tus ojos,
deseando iluminar tu piel...
Y me dejo hacer lo que quieras,
como fiel sirvienta amante de un harén.
Y te entrego.
Y te doy.

Y el regalo de olerte,
y ese cruce de pasión,
y el deseo agarrarte y suplicarte
que me ames
que me cojas
que palpiten mi entrañas en tu cuerpo...
que me sigas
y me persigas para siempre
...
Y llorar desconsolada,
no de perderte sino de tenerte
por estar en tu destino
en el borde del camino
y con el dedo levantado
para subirme en tu viaje
...
Y suspiro.
Y suspiro y me revuelco entre locura,
y mis gemidos hacia dentro ya no suenan
para escucharte.
Y yo te escucho.

Y cierro los ojos y te siento,
y vuelo hacia ti,
y mi pecho se desboca cabalgando
y ahogando mi respiración
en un encuentro que desata
toda la excitación de saberte mío
por tan sólo un segundo...