
Todo el día pensando en un sólo momento,
el de una entrega a mi misma y para mi.
Y me miro en el espejo.
Y sigo siendo yo.
Soy yo.
Me encierro en el silencio.
Adoro el silencio y la soledad elegida.
Cierros los ojos y me enfundo en aire.
Vuelo en la noche desde mi lugar en pause.
Aire y silencio, difícil combinación...
Volar sin alas, sencilla y divina elección...
Pienso en una gran diva a la que emular.
Cleopatra y sus baños de juventud.
Me lleno.
Me introduzco en el agua,
entre sombras maravillosas por la luz de cuatro velas
y el aroma de mi piel entre aceite y perfume.
Resbala mi mano
despacio por todos mis poros de mujer
tratando de suavizar y mimar
cada tramo de mi cuerpo.
Me quiero, me cuido, me siento.
Mi piel.
Yo.
Mis ojos se cierran para hablar.
Respiro y suspiro entre un sueño.
Me relajo.
Me he desplazado a otro mundo que sólo existe para mi.
Mio, solo mio...
Me acaricia el calor del agua que me toca sutilmente,
y me hundo en la irrealidad del momento.
Mio, solo mio...
Acaricio mi pelo para sentirme,
para sentir que sigo aquí,
en este mundo,
entre la calidez de una sensación creada,
y el deseo de disfrutar del eterno placer.
1 comentario:
Que belleza de poema.. me has dejado en mi piel la calidez exquisita de tu silencio compartido. en versos..
Excelente.. me sorprende tu poesía..
Un gusto pasar por tu espacio.
Te dejo mis saludos fraternos y solidarios
Un abrazo
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