Mayte Albores
Normalmente lo que escribo lo tengo en la cabeza, en los ojos, en la piel, en el cuerpo... no necesito pensar...
¡Lo que escribo soy yo hecho palabra!
El fuego se apaga con sed.
Al final todo será un mismo infierno que aprendemos a amar ¿será, eso, la felicidad?
Aprieto los labios
con la fuerza de dejar
mi boca morada.
Los gemidos, internos,
se agolpan al deseo de salir
en un grito espantoso detenido
en nudo de garganta.
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martes, 5 de abril de 2011
Para la entrega
Delicado el fruto del cerezo,
que se desprende para la entrega,
y reposa, su aroma,
sobre una lengua,
que se vuelve loca.
Delicado el fruto del cerezo,
que resbala el zumo de su cuerpo,
sobre un pecho,
que se ha olvidado de su sexo,
porque el sexo que más le gusta,
lo tiene en la boca.
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MÁS PUTA QUE NUNCA:
UN ALMA SE VENDE
POR SENTIR UN ESCALOFRÍO
INDESCRIPTIBLE
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