Encauza-me a ti,
para ser el borde
que se une
a tu cuerpo.
Perfila mis labios
con tu sexo,
y déjame beber
de las entrañas.
Agárrame del pelo,
suave,
paseando tus dedos
dentro de este espacio
que te nombra.
Viniste a buscarme
cargado de caricias,
placenteras,
cosquilleando
la planta de mis pies,
que danzaron, en el aire,
sobrevolando la indecencia
y la conciencia,
difuminando inseguridades,
sintiéndome, simplemente,
mujer.
Ni buena, ni mala,
ni amiga, ni amante,
sólo, mujer.
Llegué a tu encuentro,
furtiva,
resentida con mi cuerpo,
que se entregó,
sin sentencia y sin medida,
a tus manos,
ansiadas por escribirme.
El roce de la piel,
arena en mi vientre
que se filtra,
que me llena,
que me nada,
que se corre
como un río en primavera,
entre campos de colores.
Cicatrizada está mi piel,
y en cada poro, una marca,
que huele a verso,
que huele a ti.
Mi piel,
que huele a ti,
que huele a ti...
2 comentarios:
Fiel a la verdad de los cuerpos y de sus recónditos desinios, a la sugerente carnalidad de las voces tantas veces calladas. Por ti adquieren la fuerza necesaria, por ti se alumbran mal que a muchos les pese, por ti resuenan como un be(r)so necesario y se extienden como un caudal fructífero y saciante. Sí, mi querida Maite, en cada uno de tus poemas te encuentro auténtica y sin disfraces, tal como te conozco de unos versos y otros y poco más. Pero estoy seguro de que con la fortaleza de quien cree en lo que hace, con la generosidad de quien sabe por qué y para qué de sus "entreletras" y lo comparte. Un abrazo, amiga.
He leído toda tu poesia y creo que este poema es de lo mejor que has escrito. La inseguridad curada por la pasion,la entrega absoluta, la fusión en el placer............. y tantas cosas mil veces tratadas por la poesía a las que tu les das un giro unico en este poema.
Sensacional maite.
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