"Yo canto a la vida,
yo canto a la vida y ella
me lleva a la muerte.
Oh! vida,
sublime es tu presencia
en este canto, y tú,
tú sólo me llevas a la muerte"
Mira este cuerpo
remendado y mantenido
por la lágrima de ámbar
que eternizó a la abeja.
Así,
este cuerpo congelado
exhibe su mirada triste,
espectáculo de dolor y hermosura,
en la lágrima de ámbar
que eternizó a la abeja.
Todos quieren poseer
este cuerpo engarzado
en una trampa del destino,
que no puede descomponerse
como cualquiera.
Sigue putrefacto el dolor
bajo el brillo de una joya
devastadora, en este cuerpo,
que no puede descomponerse
como cualquiera.
Quiero morir,
ser acariciada
por las lenguas
de los gusanos más tiernos,
y correrme en sus bocas,
que ahora mi piel,
esta demasiado ausente
de manos que la desean,
y yo,
me estoy volviendo loca.
Quiero morir,
desaparecer,
y volátil
recuperar la sonrisa inerte
que fue fecundada
mientras este cuerpo,
exhibe
esa mirada triste,
espectáculo de dolor y hermosura,
en la lágrima de ámbar
que eternizó a la abeja.
Inmóvil y atrapada
la palabra se momificó
en ese decadente silencio,
que lanzó, a este cuerpo,
como una barca solitaria
abandonada por su remo.
Pedí lazadas,
supliqué un cabo,
atarme a la orilla
para no caer en el miedo,
pero esa sentencia a muerte
ha llegado,
y yo, ya navego solitaria.
Me grita la soledad
de una barca
movida por el viento
en medio del mar.
Te vi corriendo,
a mi, cargado
de olvidos y reproches,
pero yo no tenía retorno,
el cabo y el remo eras tú,
suspendido en la orilla.
Tengo miedo,
tengo miedo de que le muerte,
no asegure mi descanso.
Y tengo miedo,
de volver a verter
este cuerpo,
en otras manos que
me congelen
en lo hermoso y el dolor.
http://heidorecordando.blogspot.com/2011/08/te-leo.html
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