Mayte Albores

Normalmente lo que escribo lo tengo en la cabeza, en los ojos, en la piel, en el cuerpo... no necesito pensar...

¡Lo que escribo soy yo hecho palabra!



El fuego se apaga con sed.
Al final todo será un mismo infierno que aprendemos a amar ¿será, eso, la felicidad?


Aprieto los labios
con la fuerza
de dejar
mi boca morada.

Los gemidos, internos,
se agolpan al deseo de salir
en un grito espantoso detenido
en nudo
de garganta.

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sábado, 17 de septiembre de 2011

El verso y yo

Soy un amnios de vidas,
como una sustancia morbosa
que puede ser devorada
por los placeres humanos.

Me da igual el látigo
de las malas lenguas,
escribirme en
el silencio de la incomprensión,
o fundirme en unos labios
de los que nunca sabré su nombre.


Lo que me salva de verdad,
es morir en cada verso.




Imagen: Medusa (Gerardo Aragón)

4 comentarios:

BANDOLERA dijo...

Mueres porque te das. Pero, dándote, también te eres.
Esa es la hondura....
Un abrazo.

Teyalmendras dijo...

Protegida en una mebrana poetica, un ricon de la palabra... donde la metafora suspedida teje palabras deredor.

Y que mas da si tengo poesía.

Como siempre, hilando fino.

Marcos Callau dijo...

Muy bueno Mayte. Es un final tan sobrecogedor como pasional.

Ana dijo...

Por que en ocasiones se sangra cada letra que se escribe hasta morir en un verso.

Precioso un beso


MÁS PUTA QUE NUNCA:
UN ALMA SE VENDE
POR SENTIR UN ESCALOFRÍO
INDESCRIPTIBLE