Mayte Albores

Normalmente lo que escribo lo tengo en la cabeza, en los ojos, en la piel, en el cuerpo... no necesito pensar...

¡Lo que escribo soy yo hecho palabra!



El fuego se apaga con sed.
Al final todo será un mismo infierno que aprendemos a amar ¿será, eso, la felicidad?


Aprieto los labios
con la fuerza
de dejar
mi boca morada.

Los gemidos, internos,
se agolpan al deseo de salir
en un grito espantoso detenido
en nudo
de garganta.

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sábado, 14 de noviembre de 2009

... que no quiero ser humano...

Maldita sea la arrogancia que persiste en la herida del orgullo.
Maldita la ignorancia del perdón...
Sean malditas las brujas sin conjuros, los demonios sin cuernos,
y sean malditos, los ángeles del infierno.

Tan increible un niño en guerra como un asesino que ama la vida,
tan extraño encontrar la conciencia en los abismos y un rebaño que piensa,
tan diferente ser libre con tus ideas que estar libre de ellas,
y fácil es tener un encefalograma plano y habitar como un auténtico
robot de cátedra doctorado, en la Tierra.

Denuncia de la flor marchita que nuestros propios pies pisaron,
y una minusvalía neuronal nos impide ver nuestras catástrofes al otro lado,
llena de bombas en rácimo con jardines humanos devastados.

Frenados por la moralidad sin encontrar la moraleja,
lloramos por dinero y sentenciamos la tortura de una señora por ser "vieja",
desequilibrio mental amparado por dominio público,
que como astutos visigodos aprovechamos la pasividad de un imperio,
y limpiamos la sangre de la hoja de navaja a orillas del Danubio,
para no dejar huella de nuestras puñaladas y mostrar tan sólo así, nuestros destellos.

Exialidos de ternura, aprovechamos festividades para fraternalizarnos,
y en ese momento yo, me siento como un gorila hecho cenicero al tender su mano.
Amigo, hermano, que yo para esto, no quiero ser humano.
Que cantamos al desamor, porque el amor nos queda grande,
y bajo corazones pintados de aguacate, confundimos la entrega
con lascivos deseos de retener y poseer lo que no es nuestro.

Amigo, hermano, que yo, para estas cosas soy animal salvaje, que no humano.
Que más carnívoro que el hombre, y más asesino macabro,
disfrazado bajo evolución que progresa  (adecuadamente),
entre cemento y barro, no hay animal ni por arriba ni por abajo,
que supere... al gran depredador, en su propio circo romano: el humano!!

Amigo, hermano, desde hoy para mañana, mi deseo es,
que no quiero ser humano...

1 comentario:

jordim dijo...

Hace tiempo que no volvía por aquí. Tengo que organizarme...


MÁS PUTA QUE NUNCA:
UN ALMA SE VENDE
POR SENTIR UN ESCALOFRÍO
INDESCRIPTIBLE