Mayte Albores

Normalmente lo que escribo lo tengo en la cabeza, en los ojos, en la piel, en el cuerpo... no necesito pensar...

¡Lo que escribo soy yo hecho palabra!



El fuego se apaga con sed.
Al final todo será un mismo infierno que aprendemos a amar ¿será, eso, la felicidad?


Aprieto los labios
con la fuerza
de dejar
mi boca morada.

Los gemidos, internos,
se agolpan al deseo de salir
en un grito espantoso detenido
en nudo
de garganta.

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martes, 29 de noviembre de 2011

La traición tiene el sabor
del veneno que no mata.


Después nos convertimos
en un personaje de Kafka
intentando sobrevivir
en un mundo que no nos calza.

3 comentarios:

Teyalmendras dijo...

Hay venenos que nos inoculan y solo nosotros mismos hacemos funcionar... somos la maquinaria que los reparte por el propio alma.

Venenosas palabras...

Saludos almendrados ;)

Ana dijo...

cuanta razón en tanta brevedad

un beso muy grande Mayte

Unknown dijo...

me han calado tus versos
y ese veneno duele en lo más profundo del universo...

Un beso!y mis felicitaciones.


MÁS PUTA QUE NUNCA:
UN ALMA SE VENDE
POR SENTIR UN ESCALOFRÍO
INDESCRIPTIBLE