Mis silencios gritan con mis ojos,
y aunque creí necesario morderme la lengua,
amordazada entre excrementos y rastrojos,
siempre tan ilusa, siempre tan ingenua,
no hizo falta salir corriendo, porque la palabra
cayó por el desagüe del despertar.
Porque soñar a veces es posponerse a una realidad
para la que necesitamos estar ciegos.
Disfrazar cálidamente el hielo,
y mirar lejos de la "normalidad"
que nos pisotea continuamente machacandonos el ego.
Y no quiero acostumbrarme a un diario,
ni a esta condena que sentencia mi existencia
a una fuerza abandonada como la de Sanson y su melena
y con rendiciones en combate que nos llevan a la nada.
No me mireis cuando llore sin secar mis lágrimas,
no me escucheis sin ganas,
no señaleis mi idiotez que ya conozco,
no creais que mi desnudez va cubierta por las bragas.
No me insulteis dándome la ruta del dorado
cuando mi sátira se esconde tras los pasos que se alejan de él.
Me invento personajes que me secuestren de mi misma,
ayer, fui ángel en tu cama,
hoy, la sirena de tu barco,
mañana, tus hojas de otoño...
Pero mis alas de Ícaro se rompen,
he perdido la cola de sirena,
y mis ramas se marchitan antes de los nuevos brotes...
Estoy muriendo junto con la pena que me está matando
y así, llegaron los silencios...
al ver pasar la vida en un viaje tras la ventanilla
sin pasaporte al todo y con papeles al vacio.
Mis silencios gritan con mis ojos,
y aunque creí necesario morderme la lengua,
amordazada entre excrementos y rastrojos,
siempre tan ilusa, siempre tan ingenua,
no hizo falta salir corriendo, porque la palabra
cayó por el desagüe del despertar.
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