A veces, me siento triste.
Demasiado triste para dar la cara,
para mirar con unos ojos que caen
desgarrados a su alrededor.
A veces, me siento triste.
Mi tristeza,
desea huir,
buscar otra vida,
otro cuerpo,
otra historia donde
no reconocerme,
donde no tener una imagen
de mi misma,
dónde no comprobar,
como el mundo,
duele.
A veces, no quisiera ser nadie,
ni quisiera ser yo...
A veces, no quisiera ser,
porque
a veces, me siento triste.
Quisiera mirar hacia otro lado,
antes que sentir el fracaso,
doloroso,
resbalando como pinchos
por este angosto camino
que lleva mi nombre,
y que me hace ser humano.
Quiero ver el lago,
calmo,
con un pequeño reflejo
en movimiento,
que va cambiando las formas
de mi cuerpo.
Y busco,
ser un espíritu libre y salvaje,
como el potro que corre,
profundo en su empeño,
y gritando ¡LIBERTAD!
A veces, muero de hambre,
si no muero de pena,
y a veces, muero de pena,
cuando ellos mueren de hambre.
A veces, muero de amor,
cuando no muero de odio,
y a veces, siento decir,
que muero de odio,
cuando unos,
declaran sus guerras,
y matan a gente,
que no entiende
ni de armas ni de dioses,
ni porque sus hijos mueren
como héroes,
destrozados por banderas,
y colores anulados
entre lutos sangrientos.
A veces, me siento triste...
http://www.youtube.com/watch?v=rJNInqZG2XI
El 8 de junio de 1972, un avión norteamericano bombardeó con napalm la población de Trang Bang (Vietnam). Allí se encontraba Kim Phuc con su familia.
En ese momento, cuando sus ropas ya habían sido consumidas por el fuego, el fotógrafo Nic Ut registró la imagen, en la que puede verse la profundidad del sufrimiento, la desesperanza, el dolor humano de la guerra, y cómo la padece la población más débil.
La niña fue llevada al hospital, donde permanecería 14 meses, y sería sometida a 17 intervenciones de injertos de piel.
Hoy día, la protagonista de la foto, está casada con dos hijos, y reside en Canadá. Preside una fundación dedicada a ayudar a los niños que son víctimas de la guerra y es embajadora de la UNESCO.
Mayte Albores
Normalmente lo que escribo lo tengo en la cabeza, en los ojos, en la piel, en el cuerpo... no necesito pensar...
¡Lo que escribo soy yo hecho palabra!
El fuego se apaga con sed.
Al final todo será un mismo infierno que aprendemos a amar ¿será, eso, la felicidad?
Aprieto los labios
con la fuerza de dejar
mi boca morada.
Los gemidos, internos,
se agolpan al deseo de salir
en un grito espantoso detenido
en nudo de garganta.
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MÁS PUTA QUE NUNCA:
UN ALMA SE VENDE
POR SENTIR UN ESCALOFRÍO
INDESCRIPTIBLE
4 comentarios:
Hermoso poema lleno de sensibilidad, amor y dolor, grito de protesta y oración de paz...Besos. (Gracias por tu visita)
Un beso enorme, Mayte, un poema conmovedor!
precioso!!! como todo lo que escribes...
enhorabuena
muackssss
Muchísimas gracias a los tres.
Igualmente agradezco tu visita, Miguel, me honras.
Fran, te quiero, eso más de lo más!
Josie, muchísimas gracias, a ver si tenemos la oportunidad de volvernos a ver y dar otro abrazote!!!
BESOS PARA LOS TRES!!
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