Es más salvaje la ausencia de uno mismo que del otro.
II
Si duelen los besos, nos hemos convertido en aperitivo.
III
El amor, no es renuncia, pero aprende a decir adiós. Lo dice una madre.
IV
Todo puede parecer importante.
Hasta que un funeral te enseña a vivir
y nada ocupa tanto tu espacio como ese hecho.
V
Es más asqueroso evitar la mancha, que mancharte.
Sea barro tierra o agua. Sea sangre, semen o "babas".
Ándate con remilgos a otra parte donde note toque la vida.
VI
Es importante saber qué no quieres ser
para estar más cerca de saber quién eres.
VII
Un lugar en el mundo puede ser un beso.
Tu lugar, el mejor recuerdo.
VIII
Un máster en Inteligencia emocional:
- ¡Te Quiero!
(decirlo y no cansarte)
IX
No empeñarnos en ser felices todo el rato,
sí en ser mejores.
Al final, ambas cosas suceden sin esfuerzo.
X
Las despedidas deberían escribirse en blanco y negro
que permanezcan en la memoria como cualquier película
repitiéndose incansablemente en nuestras agallas
hasta sonreír por lo que hubo y no por lo que se fue.
Hace más de un año que no escribo en este espacio en particular, y en general hace ese mismo tiempo, más por aislamiento, por un decepcionante desespero de incomprensión.
A veces, escribir era encontrarme, también conocerme.
Hablo de mí, de mi vida, de lo que veo en ella y lo que siento y percibo de alrededor. Esto hace que sea incapaz de reconocer si acaso puedo ubicarme en algún género. Y es que eso de etiquetarme me pesa y, de algún modo, no sé si estoy preparada para responder a las demandas que supone un "apellido".
Me llamo Mayte, pero no siempre me he llamado así. Mi familia no me conoce por ese nombre, nombre que me cambié a los 10 años y con el que me conocen todos los que llegaron después de esa edad. No sé si apuntaba maneras mi lengua extraña.
Estoy decepcionada con la última década vivida. Años que se han ido perforando en mi interior y me han ido enfermando toda la energía y vitalidad de la que se supone disponía para tirar como una díscola animal.
Siempre fui algo "fierecilla", pero sana y buena persona.
Hay cosas que sólo los demás podrán decir, porque yo no me caigo a mí misma ni bien ni mal, pero lo de buena persona puedo asegurarlo. De hecho, es por eso por lo que como algo habitual se me toma el pelo aún a mis ya 35 años cumplidos.
Hace un año y medio que me operaron. Me he recuperado de esa cirugía. Pero no de todas las cicatrices que hacen temblar a diario.
Hoy he pasado mala noche. He tenido dolor. Ataques de ansiedad. A veces fumo un poquito de verde y medio, y bebo cereales fermentados.
No sé qué voy a hacer con mi vida, porque no sé qué va a hacer la vida conmigo.
Diez años, mi única juventud, de lágrimas, de lucha, de una fatal esperanza que al final termina siendo como una inquisición.
Llevo casi un año intentando recuperar algunos pedazos de lo que fui, sabiendo que si fui nunca volveré salvo en esos pedazos.
Casi 10 años porque un día alguien decidió atropellar mi vida, cortarme en rodajas, descoserme, acelerar mis arrugas. Y desde entonces, procuro más que nunca ponerme siempre en el lugar del otro, en el agujero del otro, en el nombre del otro.
No sé si esto me ha ayudado a ser mejor persona, pero desde luego sí que me hizo mucho más infeliz, a mí y a todos los que me rodean.
En este país la justicia no es igual para todos. No es gratuita. No es fácil ni libre. No está limpia de mafias y corrupción. Y yo, a día de hoy padezco las secuelas de aquel alguien que decidió atropellar mi vida, cortarme en rodajas, descoserme, acelerar mis arrugas.
Siempre pensé que "El sexo de boca en boca" aquel libro juguete roto era una reconquista del mundo (al menos, del mío), ahí cuando todavía la vida olía a flor siempre a punto de abrirse. Hoy, me voy desmoronando e intento hacer cuentas honestas para seguir en pie a pesar de la miseria.
Al final, todo queda en una huella en uno mismo. Y observas cómo el desarrollo convierte seres únicos e individuales en instinto de hienas. Todo es dinero, y con él en su exceso o ausencia, amargura.
Ya no sé si odio mi condición de mujer en este mundo masculino.
Mi condición de civilizada en este mundo infame.
Me pregunto a qué y para qué, a dónde llegarán mis letras y si lo harían más lejos de lo que lo estoy haciendo yo.
Justicia, no sé, es posible que dentro de otra década. Hoy, no.
domingo, 16 de marzo de 2014
Me preguntas qué hay de especial en perderme desnuda en la noche, qué insistencia la mía de abandonar el vestido con lo frío que es marzo y someternos a tiritar bajo el manto de una playa.
Yo te digo que para no dejar un rastro borracho de orín en cualquier portal, que el apéndice es muy fácil sacarlo, podríamos bailar sobre las aguas, y disfrutar, sin tiempo en el tiempo, del mar.
No es eso. No.
No es un salgo de fiesta
y un follemos
y un cada uno a lo suyo.
Que no es un polla por coño
ni un vacío que cuaja independiente
pero acompañados y desconocidos.
Que no es un Paco, un Juan
o un cualquiera
con una vida cualquiera
que me importe
tan poco como un pito.
Que eres tú.
Eres tú. Es tu nombre.
Son las ganas de no pasar
de la primera letra del abecedario
y repetírtela
alargándola tanto
como las carreras que hace mi aliento
del ombligo a tu boca.
Que no es un Manolo, un menganito,
un fulanito o cualquier hijo de madre.
Que eres tú. Eres tú
entrando en esta planta carnívora
que te muerde al ritmo de una góndola.
A la deriva, y derivándonos.
Que son nuestras manos
a cuatro manos
achicando agua del suelo de este barco
para llegar al borde de todo borde
cuando jugamos a los extremos.
Que eres tú.
El que me abre las piernas
quien les cambia el significado
y convierte mi cuerpo en almíbar.
Lo escribo con asco,
con la náusea que provoca
una polla de ignorancia merecida
atascada en la glotis.
Lo escribo sobre la leche robada
de una ubre esclava
y sobre todas las mamadas
que no sirvieron de alimento.
Lo escribo
porque aún no puedo "explotarme"
mearme sobre tu cara
y rezar por tu alma
como se reza por los muertos.
martes, 6 de agosto de 2013
Yo no sé las cartas que podré escribir a los seres que me miraron con la máxima admiración que alguien como yo puede provocar.
A los seres que se hicieron como un pequeño punto de luz por debajo de mi ombligo.
A los seres que nacieron expulsados como un rayo hambriento de tierra y camino bajo sus pies.
A los seres que crecieron y con una tibia que ahora duplica el tamaño que tenían cuando por primera vez mis brazos los mecieron.
El amor es coherente y locura cuando os contemplo dormidos y no me canso de contar cuántas veces respiráis en diez minutos;
cuando llenáis de risas las paredes de hormigón y de acualeras los folios que vais "robando" a escondidas de mi impresora
y luego me veo retratada por vuestros pequeños y minúsculos dedos con un vestido de princesa como una superhéroe a la que habéis dado vida o enfadada con unos dientes vampíricos y gritando "no puedo más"
Entonces, es entonces, y sólo entonces únicamente ahí cuando sé que en este mundo una sola cosa ha merecido y merece la pena y que por eso aún es posible seguir seguir viviendo al abandono de ese hermoso estado que me entregáis.
Y os repito, sin remedio, las palabras de cada noche antes de soñar: "mis queridos niños"
por cambiar de bebida:
cava en lugar de cerveza,
por ejemplo,
por besar al aire en lugar de lamerte
por apenas rozarte y
no de golpe y a un golpe, de un abrazo, tirarme
y tirarte
y tirarnos
y tirarlo todo.
Me esfuerzo
por cruzar las piernas
que tienen tendencia a recibirte abiertas,
a jugar con mi pelo y no con tu piel,
a escupirte estupideces como "ahora no"
para hacerme la interesante
¡Pero no me sale!
y entonces llegas y te digo
"vamos, vamos"
y te tapo el ombligo con un dedo
y le canto "eres mi luna" y el mundo entero,
y me vuelvo algo así
como estúpida y romántica y
típica y tópica y como una más
y me lleno de eses y de triples equis y de risas
y subo las paredes a cuatro patas
y me bajas y me pones debajo
y te lucho y te cambio
y corro
y me corro y hacemos corros (y coros)
y luego pienso
"la próxima vez seré más fuerte"
Y sé que no:
dominas (por completo) mis instintos.
Qué tendrán las noches que se vomitan sobre mí
y que atadas a los restos de nuestra memoria
me devuelven tu piel uniendo las galaxias
desde cada una de las yemas de estos dedos
que atravesaron todos los vacíos.
**Imagen: Galaxia enana NGC 6822, bautizada como la Galaxia de Barnard**
Conocí el trabajo de Andrés gracias a una pequeña de seis años, que
cuando a lo lejos escuchó su voz por primera vez, dejó todo lo que estaba
haciendo y se puso delante de su trabajo. Aquella tarde, junto a esa niña, repetí una y
otra vez aquella canción.
Y como sé que los niños tienen un sentido único que
responde a esa verdad absoluta que la mayoría de adultos desconocemos, intuí que estaba ante un verdadero genio del sentimiento.
Puedo confesar, que a unas horas de presentarlo seguía delante de un infinito incapaz de sintetizar. Y cuando digo infinito, todos los que estáis aquí, ya sabéis de qué y de quién hablo.
Y ya que he decidido comenzar con confesiones, sigo en ello diciéndoos que no hay cosa más complicada que dar paso a un ser con el que de algún modo te sientes implicado o implicada emocionalmente, aunque sea simplemente, porque sabes que ha puesto voz, banda sonora o ambas cosas a instantes y/o a las personas más importantes de tu vida; o tal vez, porque es tan especial poética y musicalmente hablando, que uno deduce que siempre ha sido un trovador incluso desde el minuto cero en que fue parido.
Mientras él dice cosas tales como "Mi abuelo cantaba. Mi madre cantaba; yo creo que ella ya me cantaba incluso antes de nacer. Y eso hace que todo lo que te sucede lo relaciones siempre con la música"; su madre lo recuerda como el niño que NO pasó ni una sola noche sin llorar hasta que cumplió los tres años.
Personalmente, siempre que presento a algún poeta, en este caso un cantautor y poeta integral, digo que, éstos, son una herida abierta de la que emana belleza, que son un sangrado, y que de su dolor y de su visceralidad y de su ¿porqué no decirlo así? VALENTÍA y DESNUDEZ, nos vestimos el resto del mundo:
- son "dadores": mientras que las sociedades venden su alma al diablo, ellos nos la reponen con la suya propia -rellenan LOS VACÍOS-
Andrés abandonó su aldea del norte, Pantín, su pequeño paraíso de familia y amigos, de música y marineros, de agua y arena, y arañó el metro de Madrid sin saber lo que era, tocando a la intemperie y al desarraigo, bajo la palabra de las personas más importantes de su vida, las que han contribuido con su orgullo a que hoy esté aquí y con ese: "ADELANTE, HIJO"
Un hombre con una guitarra y una palabra que fue "De ida", dando nombre a su primer álbum, y que a día de hoy, han hecho lo que es.
Señoras y señores, ha llegado Moraima, su último trabajo y un triunfo para todos.
Andrés, hoy estás rodeado de amigos, de personas que aman lo que haces y representas: te decimos que te queremos siempre "De vuelta" y te damos paso con la misma palabra con la que te hiciste:
ADELANTE, ANDRÉS SUAREZ.
Mayte Albores.
PD: agradecimiento especial al amigo Ale Gutiérrez.
"Vuelve, que te estoy confundiendo con las flores
que adornan los defectos de las casas donde aún hablo de ti.
Vuelve, y vuélvete a reír mientras bailamos,
y riégame el jardín que ya no llueve,
(...)
Nieve, te cambio por tu ausencia en los lavabos.
Me cuido menos, debería dejarlo"
(Vuelve - Andrés Suárez)
A Lucía. Por su tiempo desierto. Por cubrir los desiertos.
Por la palabra.
Por nuestra palabra.
Y con la dedicatoria de Andrés que dice así:
"Lucía, hubo nieve y flores,
hubo una Elsa al vuelo de hadas
y tres minutos para siempre tuyos.
Gracias y
Estoy aquí, cantándote bajito"
(De Andrés para Lucía)
lunes, 27 de mayo de 2013
Me gustan los ombligos ahumados,
besarlos y traspasarlos.
Que a veces el amor permite ver
que hay más agujeros que el propio.
Soy amiga de todos mis amigos; y
a los que no son mis amigos, los respeto.
Es un desfile de gañidos:
perras atadas
a labios de colores.
Mimetizan
sus tibias con sus tacones,
y comen aire o tabaco.
En sus espejos,
restos de polvo blanco:
la estela de las hadas.
Comen, todas juntas,
bolas de pelo y, se piden la vez,
para meterse luego los dedos.
Olvidaron los tiempos felices,
trabajar duro es lo que tiene,
pero luego, cuatro desgraciados,
les reconocen el éxito y el mérito
de la operación muerte.
"Quieto parao, no te arrimes, ya son demasiados abriles
para tu amanecer desbocao, mejor que me olvides, yo me quedo aquí a tender mi pena al sol en la cuerda de tender desolación, luego empezaré a coser tequieros en un papel y a barrer el querer con los pelos de un pincel"
(Marea)
Tal vez, tengo un conjunto de lienzos poéticos, y disfruto, rebozándome con pinturas en mis dedos y vistiendo de colores la piel.
Últimamente, me preguntan cosas sobre las personas que conozco personalmente, tipo: "esta casado/a- novio/novia - hijos/hijas??", "¿a qué se dedica?", "cómo llegó a ese punto?"... Casi nunca sé responder. Probablemente porque los pasados son un ancla que, mientras hablamos de ellos, no estamos haciendo el presente y provocando un futuro; y por otra parte, porque tener a una persona al lado o un trabajo "X" no determina lo que somos.
En realidad, intento conocer lo menos posible a las personas, para, en el fondo, conocerlas más que nadie:
sonreír con los ojos, provocar que una mano resbale por el medio de la columna, o asustar a la palabra creando un silencio que lo dice todo.
De lo contrario, no sería yo; sería una mujer diferente, sería una mujer que se esfuerza para que la entiendan, y mi necesidad no es la de que nadie apruebe, sino la de que todos (los que quieran) compartan. Muchas veces me han dicho "pero porqué no hablas? porqué no has contado esto o lo otro? así entenderíamos mejor el porque de tus reacciones..." (al final el agua vuelve al vientre sin demasiado esfuerzo... así dejo yo que sucedan las cosas).
Siento decepcionar de esta forma. Asumo que, ante grandes inseguridades, hay silencios tan incómodos como un grano en el culo. Que el lenguaje cuidado, yo sé, no es decir "fóllame el aliento y provoca que descubra, otra vez, que nunca supieron amarme".
La mayoría, sólo dice: "te quiero"; pero yo no digo te quiero, yo digo "fóllame el aliento y provoca que descubra, otra vez, que nunca supieron amarme". Que tal vez, entro sin pedir permiso en la vida de las personas, que algunas me aman y que otras me odian (y todas tendrán motivos para hacer una u otra cosa, incluso ambas).
Que soy una boca hambrienta de besos.
Que me da miedo, en el fondo, que me toquen, porque me duelen los dedos que sobre mi piel escriben el nombre de otra mujer: incauta, la desdicha de ser azúcar y tener diabéticos con necesidad.
Que desearía que alguien me conociera (o reconociera): conseguiría mucho más de lo que he hecho yo "conmigo".
Que vuelo de sofá a sofá.
Que me tiro de cabeza en cosas que me dañan y me hacen fuerte a la vez (por eso no me arrepiendo). Que he aprendido a controlar mis impulsos, sin embargo por el cuerpo recorre casi la misma electricidad que cuando en la pubertad.
Que siempre fui un niña tímida, una adolescente acomplejada y una adulta perdida; pero canto y escribo y eso me lleva a un lugar seguro.
Que no sé si soy o si dejo de ser.
Que no tendría nada que ofrecer más que una locura desordenada y un "romanticismo" que no está catalogado .
Que soy un ser solitario al que le aterra más la soledad que la muerte.
Que convivir conmigo es como hacerlo con un extraño que conoces sorbo a sorbo.
Que sangro y me lo bebo.
¿A quién coño le importa, pues, si uno trabaja doblando jerseys, metiendo fabada en botes, vendiendo penes de plástico o tiene más títulos enmarcados en la pared que rollos de papel de "váter" gastados?
domingo, 24 de marzo de 2013
Algunos hablan de sexo desde su represión y necesidad; otros, sin embargo, hablan desde la más fiel libertad, desde la naturalidad con la que hemos sido paridos. El mundo se sorprendería sabiendo que la mayoría está en el primer bando o cabalgando sin definición entre ambos lados.
Pocos, realmente, son fieles a la naturaleza: somos el fruto de la doctrina siendo la sociedad la que nos pone las pilas, al fin y al cabo, de nuestro mando (aunque luego nosotros seamos los que decidimos que botón pulsar).
viernes, 22 de marzo de 2013
Ei pequeña, que el mundo hace cuentas
y tú cuentas todos los mundos que te caben en los ojos.
Ei pequeña, no llores, que en ese tiempo te resbala el arco que podría hacer sonar las cuerdas de todas tus vértebras.
Ei pequeña, lo dirán, dirán que el amor es uno por uno;
pero lo mejor de ser nómada es robar las temporadas a pares,
las más intensas, aunque duren lo mismo que media estación.
Después de dos años, "El sexo de boca en boca" me sigue dando muchísimas satisfacciones con nombre de persona:
"Es un libro muy especial. Y aunque
comentes que se te descubre tu inmadurez poética porque lo escribiste
con poco más de 20 años, es todo muy relativo; porque dentro de esa supuesta
inmadurez poética hay una exquisita y joven madurez en la intimidad de
cada verso, de cada sentimiento, y también, autenticidad y control de la
palabra poética, con mucha significación y fuerza vital.
Personalmente
me ha llegado y mucho, por esa frescura tuya, y porque te desnudas sin
tabúes ni corsets palabra a palabra, verso a verso y poema a poema. Te
leo y te releo, me parece un libro
de una belleza y sensualidad poética muy especial, es tu identidad de
entonces convertida en versos.
Leerte, me ha sido muy bonito, gratificante y casi un acto amoroso"
Seguramente la fortuna, en el fondo, de vez en cuando a todos nos sonríe,
y con ella, es cómo descubrí a Andrés Suarez tras varios proyectos en los que me resultó
casi inconcebible pensar en poesía sin pensar en música.
En el
Vamp café del tercer molino de la calle industria, en ese lugar
emblemático de Palma donde el paso del tiempo se cuaja entre acordes y
luces gastadas en la piedra y la mirada de “los otros”, fue el punto de
conexión para hacer de mi infinita ignorancia un camino más corto hacia
los instantes permanentes: conocer a Andrés Suarez.
Porque este
gallego del mundo y de instantes permanentes, tiene la mirada limpia en
la voz, e igual que Janis Joplin le hacía el amor a 25mil personas en el
escenario, Andrés explota sobre el amor que dispersa, y somos 25mil
personas las que le hacemos el amor en la acústica de sus letras.
Su
último disco pareciera haberlo grabado en la tierra de los sueños y le
ha dado en este año “maya” la intensidad de una “petit mort” de la que
nadie querría despegarse.
Pero como poeta y trovador sólo amando y
cayendo, y levantando nuevos vuelos, se puede seguir viviendo y dar
sentido a la vida; y será por eso que Andrés Suarez se prepara para
disolverse en nuevos proyectos: -que crecer, es caminar, y caminar seguir creciendo-.
Las
anécdotas acumuladas de un hombre en las palmas de sus manos rasgan las
ganas de quien le escucha con la misma intensidad con las que él mismo
las vive. Un lenguaje y una voz propia que nos hace respirar muy rápido,
y entrecortados sabemos que en las cosas pequeñas están los más
hermosos regalos de estar.
Esto me recuerda a una frase que un amigo me dijo:
“somos pequeños intensos, grandes acelerados
¿acaso, no has visto nunca respirar a un gorrión?”
Andrés, es esa
frágil y pequeña ave, que demuestra que no hay nada hecho y que todo
está pendiente por escribir a pesar de que sea capaz de componer 37
canciones en una noche vacía que sólo puede unirse a 2.500 canciones más
en un día que aún puede quedarse incompleto.
Dicen que si un bebé agarra fuerte el dedo de sus padres demuestra su fortaleza. Andrés,
nos arranca las extremidades en una letra, y aún podría preguntarse porqué él, porqué a él y de dónde salen las ganas de que los más grandes
hayan apostado por su trabajo, como Pablo Milanés.
Los que miramos al cielo, sólo podemos decirle:
“Vuela
y vuelve para contarnos que te dijeron todos aquellos que te saben
especial en otras 2500 canciones de humedad, lágrima y cicatriz”
Y la vi, allí, recién llegada a esta isla que a mi me arde en los pies.
E instalada, aquí en esta roca en la que sólo puedo correr en círculo, se agarró a mi brazo, y me guió e hizo camino conmigo, y me llovió desde sus adentros algunos versos que guardo en una perfecta memoria emocional.
Y bailó conmigo.
Y me enseñó.
Y me dio su amor.
Y se que me espera...
Mayte Albores.
***
POEMAS INCLUIDOS EN LA ANTOLOGÍA POÉTICA
"Un poema una voz, una voz un poema"
(Editorial OLIFANTE - Varios autores)
IMÁGENES QUE TRAIGO ROBADAS DE OTRA MESA
Bordados besos negros dispuestos en la tumbas,
pétalos derramados sobre desnudo mármol,
sábanas perfumadas de carne ya desecha.
Ennegrecidos rostros de manos siempre frías.
Desnuda de lujurias, arranca los deseos,
combate las promesas y préñate de amor.
Esconde la tristeza y adora sólo al viento,
entrégate a sus brazos y navega en su boca;
el final del camino es principio esta noche
y el alcohol en mi mesa es tristeza en tu vientre.
Claro que me gusta
que me vitoreen como si fuera una gema
en el vértice de la pirámide más alta.
Y brillar como si no hubiera estrellas
ni cinturón donde leer destinos brujos.
Pero me concentro
en el dedo más pequeño de mi cuerpo,
y observo diminuta e insignificante
la materia perecedera que me forma.
¿Qué soy? si en este vientre dudoso
de tierra cuarteada, donde tan perdida
me siento, que nada busco ni nada tengo,
apenas distingo si gozo de manos para
engendrar el amor que se me escapa
de todas estas células que me respiran.
Y en el último rincón, escondida,
en esa sombra que ejercen todos los que
alzan su grandeza sobre mi, admirada
me condeno a ser una voyeur
que derrama sus encantos en la mirada rota.
Mirad cómo esta ternura esconde
un dolor cercano a la muerte,
a ese trance que desquicia los instantes
en el fino equilibrio que grita que, seguir,
es un combate en una cuerda floja donde
la caída supone despedirse de la ternura,
de esta mirada que toca clavando las pestañas.
Y reconozco mi refugio en
una cobardía silenciosa de treguas.
Efímera soy en la espiral
donde nada es lo que parece.
Y callo.
Y escribo.
Y amo.
Y también duermo de día.
Yo sé que no debo escribir
cuando se cuece esa nostalgia
que no nombra a nadie, y a la vez
te llama al ritmo del vacío.
Sonrío despellejada
y deslizo mis dedos sobre los párpados
provocando la misma imagen
de una criatura muerta de miedo;
porque no me hacen daño los recuerdos
sino resucitarte y no retener
el eco de tu sonrisa rebotando sobre mi.
Y ahora todos los días son diferentes,
y la punta de mis pies escriben sobre el agua
como si tuviera un poder sobrenatural,
y tengo sanguijuelas que juegan
a purificarme, y yo me dejo,
y me chupan el veneno de esta profunda tristeza,
y sonrío por sistema como un tic encarcelado
en tu memoria,
y te espero sin retorno y ya no existe el compromiso.
Ya no sé si hago lo que creo o si creo en lo que hago,
a veces, también soy consciente,
de que sólo soy un fósil de tus huellas.
sábado, 29 de septiembre de 2012
Yo, jugaba con las palabras haciendo, de alguna letra coja, poesía.
Tú, esperabas confuso ante un silencio que masticaba los tiempos.
"Recítame al oído eso que piensas", suplicaste.
Y recité soplando letras mudas y cojas sobre ti:
"te hacía el amor mirando al horizonte, ahora,
es aquel horizonte el que no nos deja de mirar"
martes, 24 de julio de 2012
Mira cómo supura la piel
de una mujer abandonada
en el vómito del fracaso.
Nací con todas las oportunidades
que da una botella de whisky
al lado de una cuna sin barrotes.
Me desvirgué por unos euros
y cuatro condones, en el barrio de
las drogas y los embarazos prematuros.
Huelo a fémina y rechazo, al
sangrante desespero de una
mujer de treinta, que tiene
el cuerpo lleno de golpes de mula.
Ellos, me miran, piensan
que podría abrir la puerta
a otro lugar, pero
¿cómo sale un vivo de una caja
de muerto sellada en una tumba?
Ellos, sólo miran. No saben
que la vida da muchas vueltas.
(Del poemario "El amor y otros cloroformos" - Mayte Albores)
ALGUNOS SÓLO SABEN DECIR: ¡Qué se jodan!
OTROS SABEN LUCHAR CON UN "A la mierda"
miércoles, 11 de julio de 2012
"Con el vacío de un chamán sin raíces y la tristeza de un mirlo sin canto"
(El amor y otros cloroformos - Mayte Albores)
* * *
Me late el corazón de impotencia y no de vida.
Sigo siendo hija, madre, con la piel de una abuela, con las manos de una obrera, funcionaria POR vocación, soy músico de calle, mendigo de cartón, soy abandonada en una pecera cuya agua es el balcón, soy maestra de los cantos, con invalidez de esperanza alzo mi voz:
Soy todos los que sufren y en todos los que sufren estoy yo.
La acidez de estómago
ha subido a la boca y
almidona las palabras
en un papel del que no
se sabe si tiene escrito,
o en blanco, más valor.
Nunca debió dejar
de respirar un árbol
para recoger la angustia
de una pasión que sólo
desgarra sustantivos en
nombre de amores pasados.
Pero ya me ves
destrozando la naturaleza
en mi destrozo, y sonrío
sin saber qué me hace
tanta gracia. Y te nombran
mis venas al galope
haciendo compás
con un corazón que dice
que sólo tú, tú, sólo tú
fuiste sueño y realidad,
y ahora, aquel árbol,
el resto del mundo, yo...
sólo somos
reflejo de las batallas
que se asoman en una pupila
que no podemos esconder.
(Del poemario "El amor y otros cloroformos")
lunes, 2 de julio de 2012
Sobre un lecho de sueños
se desliza un cuerpo abatido
que expira, el futuro,
latiendo superviviente
a la existencia.
Ahora. Hoy.
Mañana sólo palabras
escritas con dedos transparentes
sobre la pared, tan húmeda,
como el surco de los labios.
Y fue pasar demasiado inmune
a los cambios de la vida
lo que tiñó los ojos
en senos nevados que
confunden el deseo.
Y en la ternura del rocío
que no deja nacer los brotes
más débiles, encontramos
esta fragilidad que nos hizo
como barro y costillas
de antiguos testamentos que
están condenados al pecado.
Nos persigue la ausencia
de la lengua madura,
del fruto rojo sobre el que
meceríamos las caderas
en pequeñas dosis,
de un sexo limado con notas asonoras.
Y aún,
después de todos los espacios habidos
sigue latiendo superviviente
a la existencia, un cuerpo abatido,
sobre un lecho de sueños,
donde un único diálogo levantaría
los párpados en respuesta:
te espero.
Saltar esa carretera de golpe
(y a golpes)
sin perder equilibrio y perdiendo
el miedo a ser atropellada.
Y finalmente,
ser atropellada en el espacio
sobre el que se escriben leyendas
que podrían hablar solo de nosotros.
Soy piel donde reflejo
las yemas de tus dedos
en cada letra que pronuncio
sin hablar.
Te miro manteniéndome
vencida e inconstante entre tus ojos,
por miedo a que me delaten injuriosa
si llegas a leer en la pupila una certeza
que niego con gestos mecánicos.
En realidad, sólo quiero
que me arranques de aquí
y de mi,
para estar ahí,
y en ti.
Tu poder de evitarme llegar a casa
tan llena de ganas y
con tan vacío mi vientre de tus pasos.
Germinarte en el vapor
que desprendo al respirar,
y salir
a la desnudez del invierno
para formar nubes con tu imagen.
Soplar entre los dedos de mis manos
al ritmo con que exhala tu piel,
pisar descalza la columna de la luna
en esta soledad de noche profunda
sabiéndote camino y luz.
Si tan sólo supieras
que me cambia la voz cuando te hablo.
Que quiero parir un gemido nítido
y sientas que es un acorde en tu nombre,
que ha cambiado la escala musical y
cada nota desde mi garganta eres tú.
Si supieras,
si tan sólo supieras cuántas sábanas mojé
de lágrimas en forma de sudor y fluidos,
de células muertas sin haber pasado
por el filtro de tu cuerpo.
Del aullido en este rincón,
en esta cueva desierta donde me siento
cada vez más loca y aséptica
de mi, y de todo.
Si supieras
que me has dilatado en un estallido
que te escribo siempre a destiempo
y que no soy una romántica confesa.
Te amaré, te amaré como pueda
Te amaré aunque no sea la paz
Te amaré, te amaré lo que queda
Te amaré cuando acabe de amar
Te amaré, te amaré como siento
Te amaré con adiós, con jamás
(TE AMARÉ - SILVIO R0DRIGUEZ)
Adviertes,
que la lluvia de tus dedos,
araña;
que tu boca ya no besa,
mastica;
que atraviesas el ángulo recto
de las esquinas con el puño;
que tus pies arrastran
fantasmas con cadenas,
que te detienen de aventurarte
en otro cuerpo,
que hoy
te sientes infortunio y frontera.
Como si eso fuera suficiente
para irme y retirarme de tus ojos,
para no querer
despeinarme con tu aliento,
para no escuchar la resonancia
del aire
cuando te rasga el pulmón.
No quiero abandonarte,
porque te quiero,
y sólo te quiero querer.
Adviertes
en silencio,
e intuyo ulcerosa
aquello que enmudeces.
Y duelo.
Y dueles.
Dolemos
impotentes a esta vida,
y aún, te amo más,
tengas mucho, poco,
o nada que ofrecer.
Te amo
con la incoherencia
de que me quieras
o de que hayas dejado
o dejes de quererme
alguna vez.
TE AMO.
Simplemente,
te amo.
ESCÚCHAME BIEN:
¡te amo!
Y adviertes...
Como si eso fuera suficiente
para irme y retirarme de tu encuentro,
para no querer rebotar
contra las cuerdas de tu voz,
o para no percibir el sonido
que hacen el roce de tu mano
y el tacto de mi piel cuando se juntan.
Adviertes
en tormenta
que eres el azote del mal tiempo,
enseñas tus caninos de lobo
y me ruges para no morder,
en tu locura,
el lugar que antes besabas.
Como si esto,
fuera suficiente para mi... yo,
que no quiero abandonarte
porque te quiero,
y sólo te quiero querer.
Yo,
que aún veo la ternura
en esos ojos ungidos de niñez,
que arrancaron
de mi corrupta falta de fe
un metal pesado
de incertidumbre:
-me re-enseñaron a creer y a querer-
No,
ahora tú, animal salvaje
herido y asustado,
que no sabe qué esperar,
o si algo debe esperar,
no pienso ceder al dolor
que nos condena,
y si muerdes, me accidento
y nos cosemos esta herida
a la vez.
Me he desligado de las redes sociales, de forma temporal pero sin tiempo de vuelta por el momento.
Si un verdadero poeta debe hacerse "autista", se encierra en su "inentendimiento" y remuga por la espera excesiva que hay entre amanecer y amanecer, entonces, me declararé poeta y no rara.
Necesito espacio y tiempo para recuperar la energía que se me va de forma expansiva intentando comprender la inestabilidad de un paso pequeño.
En esa "telaraña", se han quedado amigos que seguirán de mi mano, personas a las que aprecio que, si la suerte no cambia, quedarán suspendidas en la misma virtualidad que un día las trajo a mi, y también, la distancia y la voluntad de quienes pidieron un deseo y les ha sido concedido: "ese pequeño punto suspendido apagó su nombre".
Las etapas, son buscar en el cambio, un momento mejor.
¿Porqué habéis tardado tanto
en encontrarme en la bahía?
Que la columna se ha ido ajando
en esta espera, como un acantilado,
y escarpados mis huesos arañan
al tacto de los dedos más fuertes.
La vida colgada entre esa naturaleza
con los cambios de colores y el miedo,
y un abandono que no avisa, y la calma,
han dado forma a este cuerpo de mujer.
Y una forma que deforma
es un éxodo, cada día, de mi misma.
¿Porqué habéis tardado tanto
en encontrarme en la bahía?
Motivo será que, como sirena,
nunca supe cantar,
y que, como sirena, me ahogué.
(nadie es lo suficientemente importante, pero todos somos tan suficientes como para dejar huella: GRACIAS y puntos de estela)
domingo, 26 de febrero de 2012
Mi sed de vida se disuelve sorbo a sorbo por una agonía:
- EL MIEDO -
No es bueno retenerse el tiempo en bolsillos opacos mientras las agujas siguen marcando los instantes comprimidos, que se extenderán en pasado, desplumando la posibilidad de todo aquello que deberíamos sentir.
No, la sed de vida NUNCA DEBERÍA DISOLVERSE por el miedo a estar vivos.
Porque estar vivos nos compromete obligatoriamente a una sola cosa:
- VIVIR -
Se desliza rodeando el hombro
el tirante de la blusa.
El pecho blanco,
que rompía el contraste de la noche,
me entregó los secretos de la luz.
No fue exhibicionismo
compartir la belleza matriz
de lo femenino.
Ellos, ciegos de mente,
vieron pecado y metal
en la piel libre,
mientras fui arena embestida
por la espuma,
y una aleación
de hierro incandescente
que desafía lo terrenal.
Seguiré chorreando deseo
desde la punta de los dedos
como gesto innato
de un sauce llorón.
Y callaré,
como callan los troncos
desnudos
que ofrecen su cuerpo.
Servida está mi piel
para todas las manos
que pinten estrellas
sin quemar
los instantes de gloria.
No supe aliviar la herida
ni todos los desgarros
por ser mujer sin dueño
perdida en la incomprensión.
Vestir de cicatriz y desnudez
es como ser cuenco de sangre
en la boca de un vampiro.
Y vivo "Le petit mort"
en unos ojos, que incluso ajenos,
abrazan
a la mujer que se esconde en mi.
Hay comienzos que sólo son posibles después de vestirnos de un luto solemne.
Hay caminos que obligan a deslizar las manos por nuestro propio cuerpo y despojarnos de la piel extranjera que hicimos nuestra sin pedir permiso ni confirmar la adopción.
Hay pasos que solo podemos darlos con nuestros pies.
Nacer y morir por uno mismo es la libertad y máxima potencia del ser; y cubrir los miedos de la soledad, esa necesidad de gritar que necesitamos amar y ser amados.
Descubrir "Le Petit morte" en la serenidad de una brisa, en el reclamo de un sol escondido tras la lluvia, o en la sonrisa de alguien extraño que pasea por la calle, es aprender a desafiar las sombras que acompañan toda luz.
Todavía a mis más de 30
me cuesta mirarme de frente
y dejar de caminar de medio lado.
Me empujan a un espejo
en el que reconocerme
significa tocar con mis dedos
carne sobre metal.
Piensa que estoy loca
y no lo culpo.
Cuando grito y confieso
que si muero ¿qué más da?
que ya no puedo más
que quiero estar en paz.
Tú no eres humana, dice,
¿qué hay detrás?
Y sigue pensando que estoy loca,
y no lo culpo.
Por fin, has visto mi ser
que mi cuerpo no es mi cuerpo
sólo soy lo que tú puedes ver.
(Canción, compuesta de forma solitariamente adúltera, rompiendo esquemas y volando sobre el terreno de la roca húmeda, apuntando los acordes con una rama seca sobre barro. De esas cosas que sabes que quedarán bajo la espesa capa del tiempo y el olvido, y que con un poco de magia, tararearás con cuatro palmas a la vera de cuatro amigos... y al final, sabes, que quizás es así, porque "así" es lo mejor puede suceder)
El pecho húmedo
todavía evapora
tu nombre desde mi piel.
Los trazos de saliva
en el pezón erecto
son reducto
de un pasado invisible
que froto hasta sangrar
y no me abandona.
En ellos
sólo vergüenza y desamparo
desde que en aquel río
todos los sueños
todas las ropas
fueron robados y ahogados
con la impunidad
con la que circula el viento.
Mil maneras
y más inventos
para desaparecer
ocupan
la mayor parte del tiempo
que ya no ocupas tú.
Me escondo
cómo el exótico animal
que muere en una jaula.
¿Acaso,
nacer paloma sin plumaje
no fue suficiente?
Quiero desgranar
la misma tierra que me parió,
extenuar los dedos buscando
dónde quedó lo mejor de mi.
Me escondo,
y en este sucio agujero
espero que alguien me beba,
ser usada como "algo"
cuya utilidad
justifique la existencia.
Es lo que no sucederá
lo que resbala en estas lágrimas.
Cierro mis puertas de sal,
anulo las ganas y me reconozco.
Oh, esta soledad afilada
que apunta con el dedo,
que señala y deja señal.
Soy ausente de mi misma
y mi propia negación.
No quiero doler más.
Y soy.
Soy solo para llaves
inmunes al salitre.
* * * "Pero cuento con tu risa, no lo olvides, desde la noche oscura hasta el alba, cuento con tu risa que es lo mismo que no tenerle miedo a casi nada"
(Complices)
Creí que
solo podría alcanzarla
a las puertas de la muerte.
Yo, los vi,
a todos aquellos que se despedían
con los ojos ya sin brillo,
ciegos de vida,
levantando suavemente los dedos
arrastrados de su mano,
y decir en silencio:
¡dejadme marchar!
Y ahora,
¡Tengo una extraña paz!
Tan poco espero del nuevo día,
tan grande me parece un beso,
que ahora,
que no es ayer,
que no será mañana,
que no será ni instante
el momento que está ocurriendo:
Te amo tanto
que temo
con la caricia de mis deseos
rasgar lo que eres.
Y paso rápida por tu lado,
casi en silencio,
como pasa la lluvia de verano.
Te amo tanto
que temo
con la intensidad de mis besos
robarte el aire.
Y te rezo mis oraciones,
en los días de frío,
en los de lluvia,
y a cada gota
que cae
dibujando en el suelo
la palabra no nacida que
fue cubierta de tierra
por mis silencios.
Te amo tanto
que besar la distancia
es como besarte a ti.
Distancia, la única
que no nos dejará
hacernos daño,
aunque ahora, tal vez,
sea lo que más duela.
A sobrevivir
me ayuda el tiempo.
Y a morir,
me impulsa la vida.
Rompiendo
todos los espejos
empiezo a ser yo misma.
Hasta que deje de ser reflejo,
y ya no pueda contarlo.
Demasiado negro
aquel desierto amarillo,
demasiado negro
el cuervo que me espera,
demasiado negro
cuando no brilla una sola estrella
en ese cielo
tan abandonado.
Tengo vacíos inmensos entre célula y célula, y los siento sin que me hablen de átomos ni de cuántica.
Siento cómo me atraviesa el frío invierno antes de llegar.
Siento la llama antes de prender.
Lo siento y me siento.
Y el espacio se mueve a tal velocidad que me separo de mi misma y noto cómo este cuerpo no me corresponde.
Que la luz, ya no tiene ni difusión ni vértigo cuando llega, como si todas las cosas dejaran de tener importancia, como si volviera al punto cero y no tuviera voz lo que siempre la tuvo.
Vuelvo a marearme.
La columna quiere hablar antes que mis cuerdas.
Y huele a otoño rancio, mientras me atraviesa el frío invierno antes de llegar.