Mayte Albores

Normalmente lo que escribo lo tengo en la cabeza, en los ojos, en la piel, en el cuerpo... no necesito pensar...

¡Lo que escribo soy yo hecho palabra!



El fuego se apaga con sed.
Al final todo será un mismo infierno que aprendemos a amar ¿será, eso, la felicidad?


Aprieto los labios
con la fuerza
de dejar
mi boca morada.

Los gemidos, internos,
se agolpan al deseo de salir
en un grito espantoso detenido
en nudo
de garganta.

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domingo, 16 de marzo de 2014

Me preguntas qué hay de especial
en perderme desnuda en la noche,
qué insistencia la mía
de abandonar el vestido con lo frío que es marzo
y someternos a tiritar bajo el manto de una playa.

Yo te digo que para no dejar un rastro borracho
de orín en cualquier portal,
que el apéndice es muy fácil sacarlo,
podríamos bailar sobre las aguas,
y disfrutar, sin tiempo en el tiempo, del mar.

MÁS PUTA QUE NUNCA:
UN ALMA SE VENDE
POR SENTIR UN ESCALOFRÍO
INDESCRIPTIBLE