Mayte Albores

Normalmente lo que escribo lo tengo en la cabeza, en los ojos, en la piel, en el cuerpo... no necesito pensar...

¡Lo que escribo soy yo hecho palabra!



El fuego se apaga con sed.
Al final todo será un mismo infierno que aprendemos a amar ¿será, eso, la felicidad?


Aprieto los labios
con la fuerza
de dejar
mi boca morada.

Los gemidos, internos,
se agolpan al deseo de salir
en un grito espantoso detenido
en nudo
de garganta.

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domingo, 28 de abril de 2013

OPERACIÓN MUERTE

Es un desfile de gañidos:
perras atadas
a labios de colores.

Mimetizan
sus tibias con sus tacones,
y comen aire o tabaco.

En sus espejos,
restos de polvo blanco:
la estela de las hadas.

Comen, todas juntas,
bolas de pelo y, se piden la vez,
para meterse luego los dedos.

Olvidaron los tiempos felices,
trabajar duro es lo que tiene,
pero luego, cuatro desgraciados,
les reconocen el éxito y el mérito
de la operación muerte.



sábado, 20 de abril de 2013

Éste, mi ego.

"Quieto parao, no te arrimes, ya son demasiados abriles
para tu amanecer desbocao, mejor que me olvides,
yo me quedo aquí a tender mi pena al sol
en la cuerda de tender desolación,
luego empezaré a coser tequieros en un papel
y a barrer el querer con los pelos de un pincel"
(Marea)


Tal vez, tengo un conjunto de lienzos poéticos, y disfruto, rebozándome con pinturas en mis dedos y vistiendo de colores la piel.

Últimamente, me preguntan cosas sobre las personas que conozco personalmente, tipo: "esta casado/a- novio/novia - hijos/hijas??", "¿a qué se dedica?", "cómo llegó a ese punto?"... Casi nunca sé responder. Probablemente porque los pasados son un ancla que, mientras hablamos de ellos, no estamos haciendo el presente y provocando un futuro; y por otra parte, porque tener a una persona al lado o un trabajo "X" no determina lo que somos.

En realidad, intento conocer lo menos posible a las personas, para, en el fondo, conocerlas más que nadie:
sonreír con los ojos, provocar que una mano resbale por el medio de la columna, o asustar a la palabra creando un silencio que lo dice todo. 

De lo contrario, no sería yo; sería una mujer diferente, sería una mujer que se esfuerza para que la entiendan, y mi necesidad no es la de que nadie apruebe, sino la de que todos (los que quieran) compartan. Muchas veces me han dicho "pero porqué no hablas? porqué no has contado esto o lo otro? así entenderíamos mejor el porque de tus reacciones..." (al final el agua vuelve al vientre sin demasiado esfuerzo... así dejo yo que sucedan las cosas).

Siento decepcionar de esta forma. Asumo que, ante grandes inseguridades, hay silencios tan incómodos como un grano en el culo. Que el lenguaje cuidado, yo sé, no es decir "fóllame el aliento y provoca que descubra, otra vez, que nunca supieron amarme".
La mayoría, sólo dice: "te quiero"; pero yo no digo te quiero, yo digo "fóllame el aliento y provoca que descubra, otra vez, que nunca supieron amarme". Que tal vez, entro sin pedir permiso en la vida de las personas, que algunas me aman y que otras me odian (y todas tendrán motivos para hacer una u otra cosa, incluso ambas).

Que soy una boca hambrienta de besos.
Que me da miedo, en el fondo, que me toquen, porque me duelen los dedos que sobre mi piel escriben el nombre de otra mujer: incauta, la desdicha de ser azúcar y tener diabéticos con necesidad.

Que desearía que alguien me conociera (o reconociera): conseguiría mucho más de lo que he hecho yo "conmigo".

Que vuelo de sofá a sofá.
Que me tiro de cabeza en cosas que me dañan y me hacen fuerte a la vez (por eso no me arrepiendo). Que he aprendido a controlar mis impulsos, sin embargo por el cuerpo recorre casi la misma electricidad que cuando en la pubertad.
Que siempre fui un niña tímida, una adolescente acomplejada y una adulta perdida; pero canto y escribo y eso me lleva a un lugar seguro.

Que no sé si soy o si dejo de ser.
Que no tendría nada que ofrecer más que una locura desordenada y un "romanticismo" que no está catalogado . 
Que soy un ser solitario al que le aterra más la soledad que la muerte.
Que convivir conmigo es como hacerlo con un extraño que conoces sorbo a sorbo.
Que sangro y me lo bebo. 

¿A quién coño le importa, pues, si uno trabaja doblando jerseys, metiendo fabada en botes, vendiendo penes de plástico o tiene más títulos enmarcados en la pared que rollos de papel de "váter" gastados?




MÁS PUTA QUE NUNCA:
UN ALMA SE VENDE
POR SENTIR UN ESCALOFRÍO
INDESCRIPTIBLE