Tengo vacíos inmensos entre célula y célula, y los siento sin que me hablen de átomos ni de cuántica.
Siento cómo me atraviesa el frío invierno antes de llegar.
Siento la llama antes de prender.
Lo siento y me siento.
Y el espacio se mueve a tal velocidad que me separo de mi misma y noto cómo este cuerpo no me corresponde.
Que la luz, ya no tiene ni difusión ni vértigo cuando llega, como si todas las cosas dejaran de tener importancia, como si volviera al punto cero y no tuviera voz lo que siempre la tuvo.
Vuelvo a marearme.
La columna quiere hablar antes que mis cuerdas.
Y huele a otoño rancio, mientras me atraviesa el frío invierno antes de llegar.
Mayte Albores
Normalmente lo que escribo lo tengo en la cabeza, en los ojos, en la piel, en el cuerpo... no necesito pensar...
¡Lo que escribo soy yo hecho palabra!
El fuego se apaga con sed.
Al final todo será un mismo infierno que aprendemos a amar ¿será, eso, la felicidad?
Aprieto los labios
con la fuerza de dejar
mi boca morada.
Los gemidos, internos,
se agolpan al deseo de salir
en un grito espantoso detenido
en nudo de garganta.
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MÁS PUTA QUE NUNCA:
UN ALMA SE VENDE
POR SENTIR UN ESCALOFRÍO
INDESCRIPTIBLE
2 comentarios:
Por esos huecos que se nos quedan vacíos sin remedio el viento siempre es más frío.
Me gusta como escribes Mayte, desde el mismo centro del Alma
Un beso
Un otoño contado desde dentro. Muy bueno, Mayte!
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